lunes, 12 de enero de 2015

Chapter thirty eight.


 
 
*Annie Stonem*
Después de tener una charla con Zayn, donde por supuesto finalmente me explicó qué había hecho durante toda la hora libre, cogí la ropa de deporte de mi taquilla y fui andando hasta los vestuarios de las chicas.
-Te estaba esperando Annie Stonem- refunfuñó Oriana, cruzada de brazos. Sonreí inocentemente.
-Podrías haberte cambiado mientras me esperabas, sin embargo- comenté, viendo como todavía llevaba puesto los tejanos azules y la camiseta rosa de esta mañana.
-Cállate- rió, dándose cuenta de que tenía razón. La mayoría de las chicas ya se habían cambiado o estaban a punto de acabar así que Ori y yo nos dimos prisa. Aún así, llegamos tarde.
-¡Stonem, Núñez!- gruñó la entrenadora, de brazos cruzados. Oriana paró de golpe y me escondí detrás de ella, asustada por la mirada de odio que tenía-. Éstas no son horas de llegar. A los vestuarios, ahora- su potente voz me asustó aún más, y sin rechistar, Ori y yo nos fuimos por donde habíamos venido.
-Esta mujer me exaspera- Oriana alzó las manos al aire, indignada-. Ya puedo ver como me va a quedar gimnasia este trimestre, y el siguiente, y- la interrumpí.
-Será que su vida sexual no es muy activa, y no me extraña con el mal genio que tiene, ugh- resoplé, pero hasta que Ori no estalló en fuertes carcajadas, hasta el punto de llorar de la risa, no me di cuenta de lo que dije. Pero eh, lo dicho dicho está.
-En pocas palabras- Ori sonrió burlona, aún con un rastro de risa en su voz-; que la mujer está sexualmente frustrada. ¿Deberíamos ponerle remedio, no?- abrí la boca, sorprendida, mientras me sentaba en uno de los bancos del vestuario.
-¿Te estás ofreciendo? Yo que pensaba que te iban los chicos, Oriana. Se aprenden cosas nuevas cada día- negué con la cabeza, desatándome las zapatillas de deporte. Noté un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza, y poco después la levanté, frotándome la zona afectada por el puño de mi amiga-. No me pegues, flor de campo.
-Creo que se te está pegando la estupidez de Zayn- fruncí el ceño, pero la dejé continuar-. No me van las chicas, tonta. ¿Si no para qué tengo novio?- preguntó, obvia. Al ver que iba a hablar, alzó la mano para interrumpirme-. Mejor ni contestes, tu sucia mente a veces me asusta- hizo una mueca con los labios mientras yo me reía. Había dado en el blanco; algo por el estilo tenía en mente-. Me refería en conseguirle una noche desenfrenada de sexo con algún urgente necesitado el cual no le importe el mal genio de la entrenadora.
-¿Algo así como lo típico meternos en su vida privada?- enarqué una ceja, cruzada de brazos y piernas, como los indios-. Lo siento pero ni loca. La mujer ya me va a suspender gimnasia, para qué demonios quiero ayudarla, encima.
-Gruñona- murmuró Oriana, y por un momento dudé si se refería a mí o a la entrenadora. Después de pensármelo unos segundos, le tiré mi zapato a la cabeza-. ¡Hey!- se quejó, esquivando el golpe. Me disponía a lanzarle mi otro zapato cuando ella misma lo agarró y lo lanzó bien lejos de nosotras. Demasiado lejos para ir y cogerlo por mi misma. Hay gente que lo llama ser vaga, yo lo llamo dejar descansar el cuerpo sin hacer esfuerzos innecesarios-. ¿Pero no te parece divertido poder ayudar a la pobre mujer, al menos?
-¿Divertido? ¿Me tomas el pelo?- carcajeé, irónica.
-Está bien- refunfuñó, cansada-. Dejemos el tema y olvida lo que dije, Ann.
-¡A sus órdenes, capitana!- exclamé, haciendo que Ori soltase una fuerte carcajada-. Oye, me aburro- me recosté por completo en el banco, con los brazos cruzados detrás de mi cabeza.
-En cierta parte ha sido culpa tuya, bonita. Así que ahora no te quejes- se sentó en el banco que quedaba enfrente de mí, apoyando la espalda en la pared detrás de ella.
-¿Cómo que culpa mía?- fruncí el ceño, con un puchero en los labios-. Yo no he hecho nada.
-¿Llegar tarde, te parece?- entrecerró los ojos, matándome con la mirada. Pero qué se le va a hacer, Zayn tenía cosas que contarme que eran mucho más importantes que gimnasia.

*Oriana Núñez*
Como habíamos terminado gimnasia antes de tiempo (directamente porque ni empezamos, gracias Annie Stonem), llegué con tiempo de sobra a clase de arte. Y con tiempo de sobra me refiero a diez minutos antes de que sonase el primer timbre, pero como el vestuario olía mal preferimos irnos que quedarnos y acabar desmayadas por el hedor. Aquí la gente podría usar un poco más de desodorante, digo yo. Ni que fuese una tarea tan complicada. En fin, nadie es perfecto.
-No quiero ir a biologia, me da pereza- bostezó Ann, espachurrada a mi lado. Se había empeñado en acompañarme y no le pude decir que no.
-No creo que sea eso- señalé, y ella giró la cabeza para mirarme-. Oh, vamos, Annie. Tú y yo sabemos que eres muy vaga pero la principal razón no es ésa para no querer ir a clase- frunció el ceño-. ¿Cuándo volveréis Liam y tú a hablaros?- se encogió de hombros, apartando la mirada de mis ojos.
-No lo sé, Ori. Las cosas que me dijo no es que sean fáciles de perdonar- noté un matiz de tristeza en su voz, así que apoyé la mano en su hombro.
-Liam es un trozo de pan, Annie- me interrumpió a media frase.
-No me pareció eso cuando vino a mi casa, la verdad- sonreí de lado por su tono seco, mientras se cruzaba de brazos.
-Quieras o no, eso ha sonado un poco mal- carcajeé, ganándome una mala mirada de su parte. Levanté las manos en el aire, haciendo puchero-. Está bien, ya paro, no me mates- rodó los ojos, sonriendo levemente.
-Eres un poco idiota, pero aún así te quiero- me guiñó un ojo y empecé a reirme como nunca antes.
-Es lo más bonito que me has dicho nunca, Ann. Estoy que me sonrojo- echó la cabeza hacia atrás, riéndose a carcajada limpia. Un par de chicas que acababan de entrar se la quedaron mirando con cara rara y yo solo me encogí de hombros-. Es un problema de nacimiento, no se lo toméis en cuenta- Annie dejó de reirse de golpe, mirándome mal-. ¿Lo véis?- la señalé, hablando con las dos rubias de las cuales no me sabía el nombre. Dios, que llevo con ellas en esta clase más de dos meses. Ann me pegó en la cabeza y se levantó.
-Te odio- con el labio inferior hacia fuera, caminó hasta la puerta de clase.
-No decías lo mismo cuando estábamos solas- se giró y le guiñé el ojo, pícaramente. Annie resopló y mientras se reía, salió de clase. Las rubias todavía me miraban y vale, ya sé que soy muy guapa, pero tanto mirarme me incomoda. Aún así las ignoré y abrí la agenda para mirar los deberes que tenía para mañana.
-Buenas, Belén- saludó de golpe una voz delante mío, y como andaba distraída, me pegó un susto de muerte. El oji-verde se carcajeó de mi cara mientras intentaba que mi corazón volviese a su ritmo normal.
-Harry, dos cosas. No vuelvas a hacer eso y por lo que más quieras, ¡Deja de llamarme Belén!- exclamé, en el fondo, divertida.
-Pero si hace siglos que no te llamaba Belén- ladeó la cabeza, tocándose los rizos.
-Da lo mismo, no me gusta- sentencié, dando por terminada la discusión, por lo que Harry me sacó la lengua.
-Pues a mí sí- y dale con el tema. Harry rió cuando se dio cuenta de que estaba resoplando-. Sólo bromeo, Ori, no te enfades- pellizcó mi nariz.
-Hola amor- Edward se sentó a mi lado con una dulce sonrisita en los labios. Le sonreí de vuelta y besé cortamente sus labios-. ¿Te apetece quedar esta tarde?- dejó sus cosas sobre la mesa y se volvió hacia mí de nuevo. Por poco me pongo a reir al ver como prácticamente ignoraba a Harry.
-Claro, ¿A esa cafetería de la otra vez?- Edward asintió felizmente y se calló cuando vio al profesor entrar y dar por comienzo a la clase.
-Hola chicos- saludó con su simpática sonrisa-. Hoy vamos a empezar un trabajo que tendréis que entregarme el miércoles de la semana que viene, y tiene que ver con la historia del arte. Váis a buscar información sobre cualquier tendencia artística que os llame más la atención y no sea actual, y el miércoles tendréis que exponerlo delante de todos. Como sois veintisiete alumnos en total, el trabajo lo haréis en grupos de tres. ¿Alguna pregunta?- nadie contestó-. Bien, formad los grupos y al final de clase ya me diréis qué tema váis a hacer- nada más acabó de decir esto, Harry y Edward se giraron en mi dirección, agarraron uno de mis brazos cada uno y exclamaron a la vez:
-¡Yo contigo!
Ayudadme.

*Annie Stonem*
En el mismo segundo en el que el timbre de final de clase sonó, recogí el libro de biologia, los apuntes y el estuche y salí antes de que el profesor nos deseara un feliz fin de semana. Obvio será feliz si no le vemos la cara en un par de días. Cuando llegué a mi taquilla, Zayn ya se encontraba allí guardando sus libros en la suya y sacando los que necesitaba para hacer los deberes de la semana que viene. Besé su mejilla después de abrir mi taquilla, donde dejé el libro que había utilizado esta última clase y agarré el skate.
-¿Vamos?- Zay me preguntó haciendo un gesto hacia la salida con la cabeza. Asentí, cerré la puertecilla de mi taquilla y me puse a su lado, por lo que él pasó un brazo por mis hombros mientras caminábamos-. Oye, Ann- llamó mi atención. Levanté la cabeza y le sonreí para que continuase-. Mis hermanas mueren por verte, ¿Te vienes a comer mañana a casa?
-Sería genial, pero tendría que volver pronto porque he quedado con Chris en mi casa esa tarde- por la mirada que me dio mi mejor amigo, mis mejillas se calentaron rápidamente-. No me mires así, no vamos a hacer lo que tu sucia cabeza está pensando.
-Sí, bollito, seguro que no- rodó los ojos, haciéndome reir entre dientes-. De todas maneras, espero que no ponga un dedo sobre tí porque le partiré la cara.
-Hey, alto el carro Zayn- carcajeé-. Es mi novio, así que quita esa cara de asesino y deja de pensar en cosas que no van a pasar.
-Y espero que no hayan pasado ya- murmuró por lo bajo, pero igualmente llegué a escucharle.
-¡Zayn!- de nuevo, noté un sofocante calor en mis mejillas a la vez que le propinaba un puñetazo al idiota que tenía como mejor amigo-. Voy a empezar a pensar que tienes una obsesión con eso.
-Annie, somos amigos, puedes llamarlo sexo- me tapé la cara con las manos, roja a más no poder por la vergüenza que estaba pasando. No por el hecho de que la frase sonaba realmente mal, que también, sino porque justo cuando lo dijo, un par de chicos pasaban por nuestro lado y se nos quedaron mirando con los ojos abiertos como platos.
-Zayn- gimoteé, demasiado avergonzada todavía como para abrir los ojos de nuevo. Nota mental; pegarle un buen puñetazo cuando tenga la ocasión y esté indefenso.
-Vamos Ann, es una cosa natural que pasa, no tienes por qué ser tímida- sí Zay, tú mete cizaña. Y encima el muy idiota todavía no entendía la razón por la que me estaba quejando.
-¿Sabes qué? Olvídalo- dejé caer las manos a mis costados, suspirando derrotada. Zayn me miró con un interrogante bailando sobre su cabeza, pero simplemente se encogió de hombros. Finalmente salimos al exterior, donde nos reunimos con Harry, Ori y Louis.
-Hola chicos- nos saludo Oriana, escondida debajo de su enorme bufanda y gorro. Se veía adorable.
-¿Quién está hablando?- Zay bromeó, mirando a ambos lados mientras todos (menos Oriana, claro) nos reíamos.
-Oh, Zayn, ahora que me acuerdo- sonrió Oriana terroríficamente. Hasta me dio un escalofrío-. ¿Sabes qué encontré el otro día?- Zayn negó con la cabeza, confundido-. Unas fantásticas fotos, de hace dos años, en el baile de invierno cu- no pudo terminar de hablar ya que Zay le había tapado la boca en un rápido movimiento. ¿Qué fue lo que pasó que Zayn no quiere que lo sepamos?
-¡Ya me acuerdo de ese día!- rió Louis fuertemente junto a Harry. Pues supongo que era la única que no estaba al tanto.
-¿Alguien puede explicarme qué pasó?- enarqué una ceja, ignorando como Zayn me estaba matando con la mirada en ese mismo instante. Harry abrió la boca para hablar, pero alguien llamándome lo interrumpió.
-¡Annie!- me giré ante la mención de mi nombre.
-¡Sam, Arabella!- la parejita me sonrieron, acercándose a nosotros. Una vez a mi lado, de la nada, Zay abrazó fuertemente a un perplejo Sam.
-Cómo te quiero Sam- exclamó, haciéndonos reir a Bella y a mí. Por la cara de susto que tenía Sam debería contarle lo que pasaba más tarde.
-En fin, veníamos a preguntarte si querías venir a dar una vuelta con nosotros- habló el castaño cuando Zayn lo soltó al fin.
-¿En serio? ¿No os molestaré?- me mordí el labio. Claro que me apetecía salir con ellos, pero tampoco quería ser una carga.
-Para nada- me sonrió Arabella dulcemente-. Hace mucho que no te veía Ann- el pucherito que hizo derritió mi corazón, por lo que no me pude negar.
-Está bien- reí. Me giré a mis amigos antes de marcharme con ellos-. Nos vemos el lunes chicos, y hasta mañana Zay- me puse de puntillas para besar su frente y sacudiendo la mano me alejé de ellos, escuchando de fondo la voz de Louis.
-Has tenido suerte Zayn Malik, pero no olvides que existen los mensajes de texto.

*Oriana Núñez* 
Poco después de que Ann se marchase con Sam y su novia, Edward apareció a mi lado rodeando con un brazo mi cintura. Se ofreció a acompañarme a casa, y acepté, así que no esperé a Niall y Liam para junto a Harry ir todos juntos como siempre hacíamos. Me despedí de mis amigos, contando a un enfurruñado Harry, y partí rumbo a mi casa junto a mi novio. Pero ahora que lo pensaba, era la primera vez que lo hacía. Sospechoso.
-Oye, Edward- puse mi cara de niña buena cuando se giró para mirarme-, ¿Cómo es que has querido acompañarme?- sonrió inocentemente. Me huele que éste se tiene algo entre manos.
-Sólo quería acompañarte Ori, no es la gran cosa- pero siendo la primera vez después de bastante tiempo juntos sí lo es.
-Lo que sea- reí, dejando el tema de lado. Ya me enteraré yo-. Pero entonces a cambio tienes que quedarte a comer- Edward paró en seco, mirándome con los ojos como platos-. No te pares tonto- reí a carcajada limpia. Agarré su brazo y tiré de él para que siguiese andando-. Mi madre lleva siglos insistiendo en que quiere conocerte, así que hoy será el día.
-¿Pero quedarme a comer?- parecía asustado el pobre. Que tierno-. ¿No es demasiado precipitado, Ori? Así, de golpe.
-No te preocupes, mi madre siempre parece que cocine para quince personas, por lo que la comida no es un problema. Y seguro que mis padres estaran encantadísimos de conocerte, lo prometo- al menos eso consiguió que se relajara un poco.
-Está bien- suspiró, para luego sonreirme-. Sólo necesito enviarle un mensaje a mi madre para avisarle- sacó su móvil e hizo eso mismo que dijo. Luego de unos minutos más caminando, y después de que Edward recibiera la aceptación de su madre, llegamos a mi casa.
-¡Mamá ya estoy en casa!- grité, dejando las llaves en el mueble del pasillo para a continuación cerrar la puerta detrás de mi novio.
-¡Estoy en la cocina, cariño!- me contestó. Cogí la mano de Edward y sonriente me dirigí allí.
-Ha venido alguien a comer con nosotros mamá- mi madre se giró emocionada, pero su cara cambio sin razón explicable (al menos para mí) al ver a mi novio-. ¿Quién es él, Ori?- preguntó curiosa.
-Edward, mamá. Mi novio- sonreí. Abrió los ojos, sorprendida. Qué mujer más rara.
-Encantado- saludó Edward hacia mi madre. Mamá le sonrió cálidamente.
-He hecho guisantes para comer, ¿Te gustan Edward?- asintió con la cabeza, así que ella siguió haciendo lo que fuese que estaba haciendo-. Oriana, papá llegará dentro de poco. ¿Por qué no váis poniendo la mesa, chicos?
-Claro, mamá.
***
Después de despedirme de Edward en la puerta de casa, solté un largo suspiro, preparada para tener una charla con mi madre. Su actitud desde un principio me había dejado desconcertada, pero quería esperar hasta que Edward no estuviese por aquí para preguntarle qué ocurría. Aprobeché que papá había subido a echar una siesta en su cuarto para hablar con mi madre a solas en la cocina, donde lavaba los platos.
-Oye, mamá- mi madre se giró a mirarme cuando la llamé, regalándome una sonrisa.
-¿Qué quieres, Ori?- me senté en uno de los tamburetes de la cocina, esperando a que ella se sentase a mi lado. Se limpió las manos en un trapo y tomó asiento en otro de los tamburetes.
-¿Por qué estabas tan sorprendida cuando te he presentado a Edward? Tu cara ha cambiado radicalmente cuando lo has visto- ladeé la cabeza, esperando una respuesta.
-Bueno hija, si te soy sincera y espero que no te enfades, realmente pensé en otra persona cuando dijiste que tenías novio- sonrió y se levantó para seguir con lo que hacía antes de que la interrumpiese, por lo que entendí que no quería hablar más del tema conmigo. Resoplé cruzándome de brazos sobre el pecho. Lo que había dicho mi madre me había en parte molestado, porque sabía de sobras quien desde un principio ella pensaba que era mi novio, pero también me había dejado más confundida de lo que estaba antes. Genial.




// y después de siglos y siglos sin subir un mísero capítulo, aquí me tenéis. Espero realmente que os guste y que al menos compense la tardanza. Nos vemos x //