viernes, 26 de septiembre de 2014

Chapter thirty six.

 
 
 
 
*Oriana Núñez*
 
Durante las dos semanas siguientes, todo volvió a la normalidad. Edward mi novio; Harry mi amigo. Conseguí dejar de lado el tema de las notas, pero muchas veces, por la noche, una sinfinidad de preguntas aparecían en mi mente. La más importante, sin embargo, estaba escrita en letras mayúsculas y con luces de neón; ¿Sentirá Harry lo mismo que siento por él?
Me golpeé mentalmente en la cara por pensar tal cosa. Habían dos problemas con esa pregunta. Harry no podía sentir lo mismo, y yo no podía sentir eso por Harry. Pero lo hacía, y eso era lo que más me jodía, porque quería a Edward. Tenía un batiburullo de pensamientos en mi cabeza, contradicciones, reproches y malas caras que me ponía a mí misma. Tenía que dejar de pensar en eso de una buena vez por todas, o la cabeza me explotaría. Quería a Edward, estaba con Edward; fin. Harry es mi amigo. No hay más discusión.
-¡Oriana!- exclamó la voz de mi irlandés favorito. Giré sobre mis talones para encontrarme a Louis, Niall y Liam. Apreté el abrigo contra mi pecho, en busca de un poco de calor, mientras me acercaba a ellos.
-Hola chicos- sonreí. Ambos, Niall y Louis, besaron cada uno una mejilla al mismo tiempo, mientras que Liam me sacó la lengua juguetonamente-. ¿Podemos entrar? No quiero conventirme en cubito de hielo.
-Claro, porque si no cuando Edward te besase se le quedaría la lengua pegada- rió a carcajada limpia, levantando la palma en el aire para que Nialler la chocase; pero él solo negó con la cabeza a la vez que Liam y yo nos golpeábamos la frente por su estupidez.
-Recuérdame por qué soy tu amigo- Liam le palmeó el hombro, y todos reímos ante la cara de fastidio de Lou. Empezamos a caminar hasta que por fin estuvimos dentro del edificio y mis dientes, por suerte, dejaron de castañear con violencia. Ya estábamos a Noviembre así que el frío empezaba a notarse muchísimo más que antes.
-Oye, Ori, ¿Pero ya ves algo con el gorro y la bufanda? Casi no se te ve la cara- Niall se tapó la boca con la mano para ahogar su adorable risita. Me bajé la bufanda hasta debajo de la barbilla y levanté mi gorro hasta la mitad de la frente.
-Después de tantos años, una se acostumbra- me encogí de hombros. Liam se despidió de nosotros ya que ya habíamos llegado a su taquilla y los que quedábamos, seguimos caminando-. ¿Qué os toca ahora, chicos?
-No tengo ni idea pero seguro que será aburrido- Niall puso los ojos en blanco, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Creo que me toca historia, con Ann- Lou dijo, pensativo-. ¿Y a tí, Ori?
Abrí mi taquilla cuando justo llegamos a ella y miré el horario colgado en la puertecilla metálica.
-Química- hice un puchero-. Nos vemos en hora libre- les lancé un beso con la mano mientras veía como se alejaban en el pasillo. Con el libro y la libreta que utilizaba en química, el estuche y una pequeña agenda en los brazos, cerré mi taquilla con cuidado de no dar un fuerte portazo. Me giré con el ánimo de dirigirme a clase, pero escuché mi nombre y me detuve a esperar a Zayn.
-Te juro que vuelo hasta mi taquilla y voy, no llego tarde- paró para recuperar el aliento, pero segundos después, volvió a echar a correr. Una pequeña risita escapó de mis labios mientras iba camino a clase.
 
*Annie Stonem*

Me levanté extrañada de no escuchar el despertador sonar. Quité perezosamente las pilas y pilas de mantas que me tapaban y después de dar un gran bostezo, fijé mi vista en la mesita de noche. Con la mano en mi boca, ahogué un grito al ver que solo faltaban quince minutos para que las clases empezaran. No había escuchado al puñetero despertador y ahora iba a llegar tarde, muy tarde. Extrañaba los gritos de Caleb para que me despertase cada mañana. Se fue hace menos de una semana de vuelta con su familia y amigos y ya lo echaba muchísimo de menos.
Entré al baño a la velocidad de la luz y en menos de lo que canta un gallo, ya estaba aseada y peinada decentemente. Con un rápido vistazo al armario, me despojé de mi pijama de algodón y rápidamente me puse un jersey granate con unos tejanos negros de talle alto, junto con mis Converse blancas. Agarré el primer gorrito que encontré encima de mi cómoda y comprobé tener la mochila hecha antes de descolgar el abrigo del armario y ponérmelo a toda prisa. Bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar a la cocina, donde abrí todos los armarios que habían hasta que encontré un paquete de galletas que me iba a comer por el camino o en la hora libre. Seguro que por el camino no me iba a dar tiempo, ya que iba a ir lo más rápido que pudiese en skate. Y no queríamos un accidente. Guardé las llaves en el bolsillo de mi mochila después de cerrar la puerta de casa y eché el skate al suelo para poder subirme y ir al colegio, donde acababan de empezar clase, según la hora en mi móvil. Me iba a ganar un cástigo seguro, ya que la profesora de historia no era famosa por ser muy amable y comprensible; todo lo contrario. Me planteé la idea de quedarme vagando por los pasillos hasta la hora libre pero teníamos un examen de historia dentro de muy poco, así que al menos tenía que asistir; eso si la profesora me dejaba entrar en clase. Lo dudaba, pero por intentar no perdía nada.
Diez minutos pasados del primer timbre de la mañana llegué al instituto, jadeando. No me di el lujo de detenerme a recuperar el aire y bajándome del skate para recogerlo del suelo, eché a correr a mi taquilla. Cogí todo lo necesario para la clase, metiendo entonces el skate antes de cerrar la puertecilla de metal. La clase de historia no me quedaba muy lejos, así que fui andando con paso rápido. Toqué la puerta del aula dos veces con los nudillos, y se hizo silencio allí dentro. Unos pasos cansados se acercaron a la puerta, segundos después revelando la cara ya envejecida de la profesora de historia. Se puso roja como un tomate, y unas pronunciadas arrugas aparecieron en su frente mientras fruncía el ceño con desacuerdo.
-Éstas no son horas de llegar a clase, señorita Stonem- gruñó molesta, y siguió con un pequeño discursito sobre modales y puntualidad a sus clases. La mano de Louis me distrajo de la muy interesante charla en la que solo participaba la profesora delante mío. Me saludó, agitando la palma en el aire. Sonrió divertido, para después empezar a poner caras idiotas que me provocaron un ataque de risa; que provocó, a la vez, un ataque de furia a la profesora-. Al despacho de la directora, señorita Stonem. Ahora mismo- se acercó a su mesa, escribió algo en un papel y me lo entregó, cerrando la puerta en mis narices.
-Éstas no son horas de llegar, señorita Stonem. Al despacho de la directora, señorita Stonem- imité su irritante voz mientras caminaba hacia el despacho del anteriormente dicho. Cuando la pillabas de malas, siempre acababas reciviendo. Rodando los ojos con fastidio, seguí caminando hasta que llegué a la oficina de la directora. No había nadie fuera esperando su turno, y tampoco se escuchaban voces dentro, pero aún así llamé a la puerta por si acaso. Se escucho un 'adelante', así que entré.
-Vaya, Annie, ¿Qué te trae por aquí?- preguntó amablemente. Señaló la butaca frente a su escritorio y tomé asiento, entregándole después el papel que la profesora de historia me había dado-. ¿Mala conducta?- la directora ahogó una carcajada, leyendo lo que no me había molestado en leer del papel.
-He llegado tarde y solo me he reído un poco, pero porque Louis me estaba haciendo caras- me expliqué, moviendo las manos. La directora, ahora sí, rió libremente y me contagió su carcajada. No entendía qué hacía tanta gracia, pero me reí por solidaridad.
-Mira, Ann- dejó de reir, pero una sonrisa seguía adornando su rostro-; tú y yo sabemos que no eres una chica problemática, así que por hoy te voy a dejar libre, ¿Vale?- asentí con la cabeza-. Pero para la próxima ten más cuidado y no llegues tarde- volví a asentir con la cabeza, y me levanté de la butaca. Me despedí de la directora, y al salir de su oficina, me encontré a Zayn sentado en las sillas de fuera.
-¿Zayn?- reí levemente. El susodicho levantó la mirada, sorprendido de verme allí-. ¿Qué haces aquí?- me senté a su lado. Zay soltó un largo suspiro, jugando con sus dedos antes de darme una respuesta.
-He pegado a Cameron- murmuró.
 
*Zayn Malik*
 
Entré en clase de química y busqué con la mirada a Oriana, quien se encontraba sentada cerca de la ventana. Sonreí, acercándome a donde ella estaba, pero mi sonrisa se borró al ver a Cameron sentado un par de mesas cerca de donde Ori se había sentado. Todavía no había olvidado lo idiota que había sido con Annie el día que nos dejó, inintencionadamente, ver como realmente eran sus ojos, uno verde y el otro azul.
-Hola Zayn- saludó Oriana en cuanto me senté a su lado, pero no podía aparatar la mirada de Cameron, que a su vez, me miraba fijamente sin siquiera pestañear. Parecía querer retarme con la mirada. No iba a empezar una pelea en clase, así que finalmente aparté mis ojos de los suyos y le sonreí a Ori-. Oh vamos, Zay, ignora a Cameron- levantó los brazos en el aire, cansada-. Solo quiere provocarte para que seas tú el primero en pegarle y de ese modo, que te castiguen- explicó algo que ya sabía muy bien, pero simplemente no podía dejar escapar el hecho de que ofendió a mi mejor amiga.
-Lo sé, Ori, tendré cuidado- hablé para tranquilizarla, y ella me sonrió. La clase empezó a los pocos minutos, así que intenté prestar atención. Oriana y yo tomábamos apuntes, pero dejé de escribir cuando escuché unas risitas desagradables. Giré mi cabeza, encontrándome a Cameron y a uno de sus perritos falderos mirándome, riendo de algo desconocido para mí.
-¿Qué tal está la rarita?- vocalizó el idiota con los labios, sonriendo burlonamente. Apreté los puños sobre la mesa, y Ori, al notarlo, me dio un codazo. Negué con la cabeza, volviendo la vista a la pizarra para seguir anotando fórmulas. Las risas siguieron durante, aproximadamente, diez minutos; hasta que una bola de papel aterrizó delante de mi hoja donde estaba escribiendo y dejé de hacerlo para poder abrirla. Nada más leer lo que decía, algo que sinceramente, me enfureció, me levanté de mi asiento y a paso decidido me planté delante de Cameron, que a la vez, también se había levantado de su sitio. Seguía sonriendo con superioridad, sabiendo que tarde o temprano le lanzaría un puñetazo y en consecuencia, acabaría en el despacho de la directora.
-Atrévete a decírmelo en la cara, pedazo de mierda- exclamé entre dientes, agarrándolo por el cuello de la camiseta. Cameron rió burlón, de nuevo, y de verdad que me puso enfermo el sonido de su risa.
-Eres un maldito terrorista, Malik- allí ya había cruzado la línea de lo tolerable. No solo se estaba metiendo conmigo por mi nacionalidad, sino también, indirectamente, con mi familia. Y eso sí que no lo permitía. Cerré la mano con la que no agarraba a Cameron en un puño y la estampé en toda su cara, con toda la fuerza que pude reunir. Cuando vi como Cameron caía al suelo, dolorido, fue cuando me di cuenta del bullicio que se escuchaba en clase. Ni siquiera había prestado atención a los gritos ahogados que soltaron algunos al ver mi puño estampado en la cara del niño pijo, ni a los llamados furiosos del profesor, ni a los gritos de reproche de Oriana. Le pedí perdón con la mirada, justo antes de que la mano del profesor se detuviese en mi hombro, empujándome dirección a la puerta de clase. Me entregó un papel, cerrándome la puerta en la cara. Genial Zayn, al despacho de la directora. De nuevo. Al llegar, escuché voces dentro de la oficina, así que esperé sentado en una de las incómodas sillas de plástico hasta que pudiese entrar. Miré mis manos, no encontrando otra cosa más que hacer mientras estaba allí. Estaba seguro de que me iban a castigar, aquí y en casa. Ya que llamarían a mi madre, como muchas otras veces, y después de que la directora le explicase la situación, me enviarían a casa a 'reflexionar sobre mi mala conducta' y allí, mi madre me montaría un discursito que ya me sabía de memoria, del derecho y del revés, y me castigaría durante un mes entero. No era nada nuevo.
Escuché la puerta del despacho abrirse, pero no presté demasiado atención. No hasta que la voz de mi mejor amiga llamó mi nombre, sorprendiéndome. Para ser sincero, nunca esperaría encontrarme a Annie por aquí.
-¿Qué haces aquí?- preguntó, tomando asiento a mi lado. Suspiré, y empecé a jugar con los dedos. Realmente no quería decírselo, pero debía.
-He pegado a Cameron- murmuré, y reí ligeramente ante su cara de incredulidad.
-¿Por qué, Zay?- inquirió, con voz suave. Agité el papel amarillo delante de su cara.
-Tengo que entrar, Ann; luego te cuento- me levanté, así que ella imitó mi acto. Besé su frente con cuidado y entré al despacho, listo para el sermón.
 
*Louis Tomlinson*
 
Cuando la profesora de historia cerró la puerta de clase después de mandar a Annie al despacho de la directora, me sentí un poco mal. Solo un poco, sin embargo. Había sido divertido, aunque la habían castigado por mi culpa. La vieja mujer siguió explicando la aburrida Segunda Guerra Mundial mientras dibujaba cuadrados en la libreta de apuntes. No sé cómo me las arreglé para no morir de aburrimiento los minutos restantes de clase; sin Annie no era divertido. Finalmente, el esperado timbre sonó y antes de que la profesora nos deseara un buen fin de semana, ya todo el mundo había salido de clase. Fui directo a mi taquilla a dejar el libro, la libreta y el estuche, para después dirigirme al pequeño jardín donde siempre nos reuníamos en la hora libre. Niall y Harry ya estaban allí, sentados ambos en el banco de piedra, pero yo me senté en la mesa delante de ellos.
-Hola Boo Bear- saludó Niall, risueño. Enarqué un ceja y me giré a mirar a Harry, quien reía disimuladamente.
-¿Y a éste qué le pasa?- le pregunté, inclinándome hacia delante para poder despeinar sus rizos. Me dio un manotazo, enfadado.
-¡No toques mi pelo, Tommo!- exclamé, peinándose con los dedos-. Pasa que, finalmente- remarcó esa última palabra-, le ha pedido salir a Lucy y ella ha aceptado- Niall llevaba una sonrisa que no le cabía en la cara. Se le notaba realmente feliz.
-Siempre me pierdo las cosas buenas- refunfuñé, ganando una risotada de los dos tontitos-. ¿Y cuándo ha pasado eso?
-Hace menos de diez minutos, después de clase- habló Harry de nuevo.
-Entonces eso quiere decir que Nucy es real, chicos, por fin es real- levanté los brazos, dando un grito al aire. Nialler y Harry volvieron a carcajearse, divertidos ante la escena que estaba montando.
-¡Louis Tomlinson!- el grito de Annie me asustó, por lo que di un bote. La castaña venía caminando hacia nosotros con el ceño fruncido-. Has tenido muchísima suerte de que la directora no me haya castigado, porque te juro que te despedazaba vivo- amenazó, golpeándome en el brazo una vez se había sentado a mi lado.
-Lo siento Ann- pasé un brazo por sus hombros-; pero adivina qué.
-¿Qué?- preguntó, curiosa.
-Niall y Lucy estan saliendo, al fin- solté a la skater cuando ésta pegó un gritito agudo que me dejó prácticamente sordo. De un salto bajó de la mesa y abrazó al duende, aplastando su mejilla contra la cabeza de Niall.
-¡Adorable!- chilló, haciéndonos reir. Pero tenía razón, eran adorables.




Hello :) pff el capítulo es super corto pero no sabía qué más poner xc y tampoco quería haceros esperar más así que aquí esta el capítulo yaY. Al final subí esta novela en Wattpad en vez de la otra cx tenía demasiadas faltas y el principio no me gusta nada y dije bah, me rindo. Así que yep, subí ésta. Si queréis echar un vistazo aquí os dejo el link: http://www.wattpad.com/72324620-you-could-stay-with-me-forever
Espero que os haya gustado el capítulo, os quiero x

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