viernes, 26 de septiembre de 2014

Chapter thirty six.

 
 
 
 
*Oriana Núñez*
 
Durante las dos semanas siguientes, todo volvió a la normalidad. Edward mi novio; Harry mi amigo. Conseguí dejar de lado el tema de las notas, pero muchas veces, por la noche, una sinfinidad de preguntas aparecían en mi mente. La más importante, sin embargo, estaba escrita en letras mayúsculas y con luces de neón; ¿Sentirá Harry lo mismo que siento por él?
Me golpeé mentalmente en la cara por pensar tal cosa. Habían dos problemas con esa pregunta. Harry no podía sentir lo mismo, y yo no podía sentir eso por Harry. Pero lo hacía, y eso era lo que más me jodía, porque quería a Edward. Tenía un batiburullo de pensamientos en mi cabeza, contradicciones, reproches y malas caras que me ponía a mí misma. Tenía que dejar de pensar en eso de una buena vez por todas, o la cabeza me explotaría. Quería a Edward, estaba con Edward; fin. Harry es mi amigo. No hay más discusión.
-¡Oriana!- exclamó la voz de mi irlandés favorito. Giré sobre mis talones para encontrarme a Louis, Niall y Liam. Apreté el abrigo contra mi pecho, en busca de un poco de calor, mientras me acercaba a ellos.
-Hola chicos- sonreí. Ambos, Niall y Louis, besaron cada uno una mejilla al mismo tiempo, mientras que Liam me sacó la lengua juguetonamente-. ¿Podemos entrar? No quiero conventirme en cubito de hielo.
-Claro, porque si no cuando Edward te besase se le quedaría la lengua pegada- rió a carcajada limpia, levantando la palma en el aire para que Nialler la chocase; pero él solo negó con la cabeza a la vez que Liam y yo nos golpeábamos la frente por su estupidez.
-Recuérdame por qué soy tu amigo- Liam le palmeó el hombro, y todos reímos ante la cara de fastidio de Lou. Empezamos a caminar hasta que por fin estuvimos dentro del edificio y mis dientes, por suerte, dejaron de castañear con violencia. Ya estábamos a Noviembre así que el frío empezaba a notarse muchísimo más que antes.
-Oye, Ori, ¿Pero ya ves algo con el gorro y la bufanda? Casi no se te ve la cara- Niall se tapó la boca con la mano para ahogar su adorable risita. Me bajé la bufanda hasta debajo de la barbilla y levanté mi gorro hasta la mitad de la frente.
-Después de tantos años, una se acostumbra- me encogí de hombros. Liam se despidió de nosotros ya que ya habíamos llegado a su taquilla y los que quedábamos, seguimos caminando-. ¿Qué os toca ahora, chicos?
-No tengo ni idea pero seguro que será aburrido- Niall puso los ojos en blanco, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Creo que me toca historia, con Ann- Lou dijo, pensativo-. ¿Y a tí, Ori?
Abrí mi taquilla cuando justo llegamos a ella y miré el horario colgado en la puertecilla metálica.
-Química- hice un puchero-. Nos vemos en hora libre- les lancé un beso con la mano mientras veía como se alejaban en el pasillo. Con el libro y la libreta que utilizaba en química, el estuche y una pequeña agenda en los brazos, cerré mi taquilla con cuidado de no dar un fuerte portazo. Me giré con el ánimo de dirigirme a clase, pero escuché mi nombre y me detuve a esperar a Zayn.
-Te juro que vuelo hasta mi taquilla y voy, no llego tarde- paró para recuperar el aliento, pero segundos después, volvió a echar a correr. Una pequeña risita escapó de mis labios mientras iba camino a clase.
 
*Annie Stonem*

Me levanté extrañada de no escuchar el despertador sonar. Quité perezosamente las pilas y pilas de mantas que me tapaban y después de dar un gran bostezo, fijé mi vista en la mesita de noche. Con la mano en mi boca, ahogué un grito al ver que solo faltaban quince minutos para que las clases empezaran. No había escuchado al puñetero despertador y ahora iba a llegar tarde, muy tarde. Extrañaba los gritos de Caleb para que me despertase cada mañana. Se fue hace menos de una semana de vuelta con su familia y amigos y ya lo echaba muchísimo de menos.
Entré al baño a la velocidad de la luz y en menos de lo que canta un gallo, ya estaba aseada y peinada decentemente. Con un rápido vistazo al armario, me despojé de mi pijama de algodón y rápidamente me puse un jersey granate con unos tejanos negros de talle alto, junto con mis Converse blancas. Agarré el primer gorrito que encontré encima de mi cómoda y comprobé tener la mochila hecha antes de descolgar el abrigo del armario y ponérmelo a toda prisa. Bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar a la cocina, donde abrí todos los armarios que habían hasta que encontré un paquete de galletas que me iba a comer por el camino o en la hora libre. Seguro que por el camino no me iba a dar tiempo, ya que iba a ir lo más rápido que pudiese en skate. Y no queríamos un accidente. Guardé las llaves en el bolsillo de mi mochila después de cerrar la puerta de casa y eché el skate al suelo para poder subirme y ir al colegio, donde acababan de empezar clase, según la hora en mi móvil. Me iba a ganar un cástigo seguro, ya que la profesora de historia no era famosa por ser muy amable y comprensible; todo lo contrario. Me planteé la idea de quedarme vagando por los pasillos hasta la hora libre pero teníamos un examen de historia dentro de muy poco, así que al menos tenía que asistir; eso si la profesora me dejaba entrar en clase. Lo dudaba, pero por intentar no perdía nada.
Diez minutos pasados del primer timbre de la mañana llegué al instituto, jadeando. No me di el lujo de detenerme a recuperar el aire y bajándome del skate para recogerlo del suelo, eché a correr a mi taquilla. Cogí todo lo necesario para la clase, metiendo entonces el skate antes de cerrar la puertecilla de metal. La clase de historia no me quedaba muy lejos, así que fui andando con paso rápido. Toqué la puerta del aula dos veces con los nudillos, y se hizo silencio allí dentro. Unos pasos cansados se acercaron a la puerta, segundos después revelando la cara ya envejecida de la profesora de historia. Se puso roja como un tomate, y unas pronunciadas arrugas aparecieron en su frente mientras fruncía el ceño con desacuerdo.
-Éstas no son horas de llegar a clase, señorita Stonem- gruñó molesta, y siguió con un pequeño discursito sobre modales y puntualidad a sus clases. La mano de Louis me distrajo de la muy interesante charla en la que solo participaba la profesora delante mío. Me saludó, agitando la palma en el aire. Sonrió divertido, para después empezar a poner caras idiotas que me provocaron un ataque de risa; que provocó, a la vez, un ataque de furia a la profesora-. Al despacho de la directora, señorita Stonem. Ahora mismo- se acercó a su mesa, escribió algo en un papel y me lo entregó, cerrando la puerta en mis narices.
-Éstas no son horas de llegar, señorita Stonem. Al despacho de la directora, señorita Stonem- imité su irritante voz mientras caminaba hacia el despacho del anteriormente dicho. Cuando la pillabas de malas, siempre acababas reciviendo. Rodando los ojos con fastidio, seguí caminando hasta que llegué a la oficina de la directora. No había nadie fuera esperando su turno, y tampoco se escuchaban voces dentro, pero aún así llamé a la puerta por si acaso. Se escucho un 'adelante', así que entré.
-Vaya, Annie, ¿Qué te trae por aquí?- preguntó amablemente. Señaló la butaca frente a su escritorio y tomé asiento, entregándole después el papel que la profesora de historia me había dado-. ¿Mala conducta?- la directora ahogó una carcajada, leyendo lo que no me había molestado en leer del papel.
-He llegado tarde y solo me he reído un poco, pero porque Louis me estaba haciendo caras- me expliqué, moviendo las manos. La directora, ahora sí, rió libremente y me contagió su carcajada. No entendía qué hacía tanta gracia, pero me reí por solidaridad.
-Mira, Ann- dejó de reir, pero una sonrisa seguía adornando su rostro-; tú y yo sabemos que no eres una chica problemática, así que por hoy te voy a dejar libre, ¿Vale?- asentí con la cabeza-. Pero para la próxima ten más cuidado y no llegues tarde- volví a asentir con la cabeza, y me levanté de la butaca. Me despedí de la directora, y al salir de su oficina, me encontré a Zayn sentado en las sillas de fuera.
-¿Zayn?- reí levemente. El susodicho levantó la mirada, sorprendido de verme allí-. ¿Qué haces aquí?- me senté a su lado. Zay soltó un largo suspiro, jugando con sus dedos antes de darme una respuesta.
-He pegado a Cameron- murmuró.
 
*Zayn Malik*
 
Entré en clase de química y busqué con la mirada a Oriana, quien se encontraba sentada cerca de la ventana. Sonreí, acercándome a donde ella estaba, pero mi sonrisa se borró al ver a Cameron sentado un par de mesas cerca de donde Ori se había sentado. Todavía no había olvidado lo idiota que había sido con Annie el día que nos dejó, inintencionadamente, ver como realmente eran sus ojos, uno verde y el otro azul.
-Hola Zayn- saludó Oriana en cuanto me senté a su lado, pero no podía aparatar la mirada de Cameron, que a su vez, me miraba fijamente sin siquiera pestañear. Parecía querer retarme con la mirada. No iba a empezar una pelea en clase, así que finalmente aparté mis ojos de los suyos y le sonreí a Ori-. Oh vamos, Zay, ignora a Cameron- levantó los brazos en el aire, cansada-. Solo quiere provocarte para que seas tú el primero en pegarle y de ese modo, que te castiguen- explicó algo que ya sabía muy bien, pero simplemente no podía dejar escapar el hecho de que ofendió a mi mejor amiga.
-Lo sé, Ori, tendré cuidado- hablé para tranquilizarla, y ella me sonrió. La clase empezó a los pocos minutos, así que intenté prestar atención. Oriana y yo tomábamos apuntes, pero dejé de escribir cuando escuché unas risitas desagradables. Giré mi cabeza, encontrándome a Cameron y a uno de sus perritos falderos mirándome, riendo de algo desconocido para mí.
-¿Qué tal está la rarita?- vocalizó el idiota con los labios, sonriendo burlonamente. Apreté los puños sobre la mesa, y Ori, al notarlo, me dio un codazo. Negué con la cabeza, volviendo la vista a la pizarra para seguir anotando fórmulas. Las risas siguieron durante, aproximadamente, diez minutos; hasta que una bola de papel aterrizó delante de mi hoja donde estaba escribiendo y dejé de hacerlo para poder abrirla. Nada más leer lo que decía, algo que sinceramente, me enfureció, me levanté de mi asiento y a paso decidido me planté delante de Cameron, que a la vez, también se había levantado de su sitio. Seguía sonriendo con superioridad, sabiendo que tarde o temprano le lanzaría un puñetazo y en consecuencia, acabaría en el despacho de la directora.
-Atrévete a decírmelo en la cara, pedazo de mierda- exclamé entre dientes, agarrándolo por el cuello de la camiseta. Cameron rió burlón, de nuevo, y de verdad que me puso enfermo el sonido de su risa.
-Eres un maldito terrorista, Malik- allí ya había cruzado la línea de lo tolerable. No solo se estaba metiendo conmigo por mi nacionalidad, sino también, indirectamente, con mi familia. Y eso sí que no lo permitía. Cerré la mano con la que no agarraba a Cameron en un puño y la estampé en toda su cara, con toda la fuerza que pude reunir. Cuando vi como Cameron caía al suelo, dolorido, fue cuando me di cuenta del bullicio que se escuchaba en clase. Ni siquiera había prestado atención a los gritos ahogados que soltaron algunos al ver mi puño estampado en la cara del niño pijo, ni a los llamados furiosos del profesor, ni a los gritos de reproche de Oriana. Le pedí perdón con la mirada, justo antes de que la mano del profesor se detuviese en mi hombro, empujándome dirección a la puerta de clase. Me entregó un papel, cerrándome la puerta en la cara. Genial Zayn, al despacho de la directora. De nuevo. Al llegar, escuché voces dentro de la oficina, así que esperé sentado en una de las incómodas sillas de plástico hasta que pudiese entrar. Miré mis manos, no encontrando otra cosa más que hacer mientras estaba allí. Estaba seguro de que me iban a castigar, aquí y en casa. Ya que llamarían a mi madre, como muchas otras veces, y después de que la directora le explicase la situación, me enviarían a casa a 'reflexionar sobre mi mala conducta' y allí, mi madre me montaría un discursito que ya me sabía de memoria, del derecho y del revés, y me castigaría durante un mes entero. No era nada nuevo.
Escuché la puerta del despacho abrirse, pero no presté demasiado atención. No hasta que la voz de mi mejor amiga llamó mi nombre, sorprendiéndome. Para ser sincero, nunca esperaría encontrarme a Annie por aquí.
-¿Qué haces aquí?- preguntó, tomando asiento a mi lado. Suspiré, y empecé a jugar con los dedos. Realmente no quería decírselo, pero debía.
-He pegado a Cameron- murmuré, y reí ligeramente ante su cara de incredulidad.
-¿Por qué, Zay?- inquirió, con voz suave. Agité el papel amarillo delante de su cara.
-Tengo que entrar, Ann; luego te cuento- me levanté, así que ella imitó mi acto. Besé su frente con cuidado y entré al despacho, listo para el sermón.
 
*Louis Tomlinson*
 
Cuando la profesora de historia cerró la puerta de clase después de mandar a Annie al despacho de la directora, me sentí un poco mal. Solo un poco, sin embargo. Había sido divertido, aunque la habían castigado por mi culpa. La vieja mujer siguió explicando la aburrida Segunda Guerra Mundial mientras dibujaba cuadrados en la libreta de apuntes. No sé cómo me las arreglé para no morir de aburrimiento los minutos restantes de clase; sin Annie no era divertido. Finalmente, el esperado timbre sonó y antes de que la profesora nos deseara un buen fin de semana, ya todo el mundo había salido de clase. Fui directo a mi taquilla a dejar el libro, la libreta y el estuche, para después dirigirme al pequeño jardín donde siempre nos reuníamos en la hora libre. Niall y Harry ya estaban allí, sentados ambos en el banco de piedra, pero yo me senté en la mesa delante de ellos.
-Hola Boo Bear- saludó Niall, risueño. Enarqué un ceja y me giré a mirar a Harry, quien reía disimuladamente.
-¿Y a éste qué le pasa?- le pregunté, inclinándome hacia delante para poder despeinar sus rizos. Me dio un manotazo, enfadado.
-¡No toques mi pelo, Tommo!- exclamé, peinándose con los dedos-. Pasa que, finalmente- remarcó esa última palabra-, le ha pedido salir a Lucy y ella ha aceptado- Niall llevaba una sonrisa que no le cabía en la cara. Se le notaba realmente feliz.
-Siempre me pierdo las cosas buenas- refunfuñé, ganando una risotada de los dos tontitos-. ¿Y cuándo ha pasado eso?
-Hace menos de diez minutos, después de clase- habló Harry de nuevo.
-Entonces eso quiere decir que Nucy es real, chicos, por fin es real- levanté los brazos, dando un grito al aire. Nialler y Harry volvieron a carcajearse, divertidos ante la escena que estaba montando.
-¡Louis Tomlinson!- el grito de Annie me asustó, por lo que di un bote. La castaña venía caminando hacia nosotros con el ceño fruncido-. Has tenido muchísima suerte de que la directora no me haya castigado, porque te juro que te despedazaba vivo- amenazó, golpeándome en el brazo una vez se había sentado a mi lado.
-Lo siento Ann- pasé un brazo por sus hombros-; pero adivina qué.
-¿Qué?- preguntó, curiosa.
-Niall y Lucy estan saliendo, al fin- solté a la skater cuando ésta pegó un gritito agudo que me dejó prácticamente sordo. De un salto bajó de la mesa y abrazó al duende, aplastando su mejilla contra la cabeza de Niall.
-¡Adorable!- chilló, haciéndonos reir. Pero tenía razón, eran adorables.




Hello :) pff el capítulo es super corto pero no sabía qué más poner xc y tampoco quería haceros esperar más así que aquí esta el capítulo yaY. Al final subí esta novela en Wattpad en vez de la otra cx tenía demasiadas faltas y el principio no me gusta nada y dije bah, me rindo. Así que yep, subí ésta. Si queréis echar un vistazo aquí os dejo el link: http://www.wattpad.com/72324620-you-could-stay-with-me-forever
Espero que os haya gustado el capítulo, os quiero x

viernes, 19 de septiembre de 2014

Chapter thirty five.



*Oriana Núñez*

Durante toda la mañana del viernes, intenté ignorar lo mejor que pude a Harry y Edward sin que se notase mucho. Aunque fue complicado, ya que ese día tenía teatro con Edward, y por si no fuera bastante, tenía también arte, con ambos chicos. Después de lo que pasó en la fiesta no quería ver a ninguno de los dos. Cuando llegué ayer a casa, no pude conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada, dándole vueltas a un tema que hasta ahora me rondaba por la cabeza. Y más se instaló en mi cabeza para el resto del día cuando llegué al instituto y me encontré otra nota del chico anónimo en mi taquilla.

''Your hand fits in mine like it's made just for me - E''.
 
Eso solo me aclaró gran parte de mis dudas. Y si no estaba equivocada del todo con mis suposiciones. Todas las notas que había estado recibiendo, de algún modo, tenían relación con Harry. La E con la que el chico, ahora no tan anónimo, había firmado todas mis notas correspondía al segundo nombre de Harry, Edward. Casualmente el nombre de mi novio, y la razón por la cual pensé que fue él en un primer momento. Estaba totalmente confundida. No entendía del todo a qué juego me había metido Harry con todo el tema de las notas. No sabía si era una de sus bromas, o si realmente tenía algún significado detrás de todo eso. Pero tenía que averiguarlo, aunque no directamente, al menos por ahora.
 -¡Lou!- llamé al zanahorio cuando lo vi caminando por el pasillo dirección a la salida. Ya que ahora teníamos hora libre, seguro que se iba a reunir con los chicos en nuestro sitio de siempre, pero yo tenía otros planes para los dos. Se giró para comprobar quién lo había llamado, y sonrió cuando vio que fui yo-. Necesito hablar contigo- dije una vez llegué a su lado. Él se encogió de hombros, así que lo tomé como una respuesta afirmativa. Con un gesto de cabeza indiqué que me siguiese y empezó a caminar a mi lado. Miré a ambos lados del pasillo antes de entrar al aula de arte para comprobar que nadie nos viese y cerré la puerta detrás de mí después de que los dos ya estuviesemos allí dentro. Louis, de un salto, se sentó en una de las mesas, así que me senté a su lado.
 -¿De qué querías hablar, Ori?- me sonrió dulcemente. Tragué saliva, un tanto nerviosa.
 -Del chico de las notas; ya sé quien es- Lou me miró sorprendido.
 -¿Te lo ha dicho él?- preguntó, y enseguida negué con la cabeza, mordiéndome levemente el labio.
 -No, no me lo ha dicho- bajé la cabeza, pensativa-. ¿Es Harry, verdad?- tomé su silencio como un sí-. No entiendo qué está pasando, Louis.
 -Dime una cosa, primero de todo- asentí con la cabeza para que continuase-. ¿Cómo lo has sabido?
 -Por ayer en la fiesta. Edward me había enviado un mensaje diciéndome que él iba a ir de Superman y cuando llegué a la fiesta, se me acercó un Superman. Yo pensé que era mi novio, pero luego me di cuenta de que fue Harry. Entonces, no sé por qué la verdad, relacioné todo con las notas y todo tuvo sentido. Y me aclaré las dudas con la nota que he encontrado hoy- la saqué de mi bolsillo y se la entregué-. Harry me agarró la mano en la fiesta-. Lou me devolvió la nota, que volví a guardar en el bolsillo de mi pantalón-. ¿Qué debo hacer?- subí los pies a la mesa y enterré mi cara entre las rodillas. Sentí el brazo de Louis en mi espalda, dibujando círculos.
 -¿Qué sentiste cuando te diste cuenta de que fue Harry?- cerré más fuerte los ojos, buscando una respuesta que ya tenía, pero no quería admitirla.
 -Me sentí confundida, no lo sé, quizás un poco impresionada, sorprendida de todo este juego. Y me siento mal por Edward- esperaba que con la última frase entendiese lo que realmente sentí.
 -Todavía sientes algo por Harry- afirmó, y con el labio inferior entre mis dientes, asentí con la cabeza-. Nada de esto es un juego de Harry, Ori- dijo luego de unos minutos.
 -¿Entonces qué hago ahora?- suspiré, levantando la cabeza de mis piernas-. Estoy más que confundida Lou, no sé que demonios hacer.
 -Déjale un tiempo, ¿Vale? Harry tiene miedo. Y además, no puedes cortar con Edward así como así; porque lo quieres, ¿Verdad?
 -Sí, le quiero- me quedé con el 'pero' en la punta de la lengua, por lo que Louis enarcó una ceja-, pero también quiero a Harry.

*Annie Stonem*

Llegué al taller de música enganchada del brazo de Zayn, riendo uno de sus tontos chistes, justo antes de que sonase el timbre para dar inicio a la clase. Las sillas no estaban colocadas como normalmente, en pequeños círculos para las diferentes bandas, si no que todas estaban dispuestas en filas de cara a un pequeño escenario improvisado con un micrófono, una guitarra apoyada sobre una silla y un piano y una bateria al fondo. Miré a mi mejor amigo confundida, pero por la mirada que me dio adiviné que él tampoco sabía que pasaba. Zay se sentó al lado de Niall, quien había guardado dos puestos para nosotros, así que a mí me tocó sentarme en la esquina. El profesor Abbot, al ver que ya estábamos todos sentados ocupando la gran mayoría de las sillas, se levantó de la suya para explicar lo que fuese que íbamos a hacer hoy.
 -Hoy viernes, y la siguiente clase de la semana que viene, los vamos a dedicar a vuestros talentos musicales. Quiero que todos vosotros subáis a este improvisado pero eficiente escenario y os luzcáis con lo que mejor se os dé. Canto, piano, guitarra, bajo, lo que sea. Pero es obligatorio que todos vosotros subáis- oh no, voy a morir. Clavé las uñas en el antebrazo de Zayn, asustada. El moreno pegó un chillido ahogado por la palma de su mano, quitando su brazo lastimado de mis garras. Murmuré un 'lo siento' algo bajo, todavía con el miedo a flor de piel. No quería para nada tener que subir y tocar, ni mucho menos cantar. Pero el destino tenía que ser cruel conmigo.
 El profesor Abbot anunció que iba a llamarnos uno por uno aleatoriamente, sin seguir ningún orden específico, para darle un poco más de emoción. Palabras textuales del profesor. El primero fue un chico alto y desgarbado con gafas de pasta que tocó una canción de The Fray con el piano. Después de él, salieron un par de chicos más, una chica y luego de ella le tocó a Harry. Cantó Isn't She Lovely con su preciosa voz angelical y juro que se escucharon suspiros por toda el aula. Una vez terminó, volvió a su puesto sonriente. Me incliné hacia adelante para decirle lo bien que había cantado cuando escuché mi nombre y apellido. Me paralicé, y si no fuese porque Zayn me empujó fuera de mi silla, ahora no estaría caminando hacia el escenario.
 -Y bien Annie, ¿Cuál es tu especialidad?- el profesor Abbot se cruzó de brazos, apoyado en su escritorio, mirándome con una sonrisa en los labios. Me puse más nerviosa aún al notar muchos pares de ojos mirándome fijamente.
 -La guitarra- me encogí de hombros, pero antes de que el profesor pudiese decir algo más, un gritó que provenía de una voz que conocía muy bien lo interrumpió.
 -¡Y el canto!- exclamó el moreno. Fruncí el ceño en su dirección, por lo que él levantó su brazo mostrándome cuatro pequeños cortes rojos que se veían claramente-. Venganza- vocalizó con los labios, sin emitir sonido alguno. Rodé los ojos.
 -Genial Ann, canto y guitarra- el profesor Abbot asintió con la cabeza-. Puedes empezar cuando quieras- agarré la guitarra que todavía reposaba en la silla y pasé la correa por mi cuello, para así poder colgármela. 

Todavía no sabía qué iba a tocar, así que me tomé unos segundos para pensarlo mientras comprobaba que la guitarra estuviese bien afinada. Una canción pasó por mi cabeza y sonreí casi al instante, ya que por suerte me sabía los acordes perfectamente. Carraspeé, introduciendo el tema con la guitarra, preparándome mentalmente para hacer lo que nunca me atreví a hacer. Cantar delante de otras personas que no fuesen mis padres, Zayn o mi primo Caleb. 
-Beauty queen of only eighteen, she had some trouble with herself. He was always there to help her, she always belonged to someone else. I drove for miles and miles and wound up at your door. I've had you so many times but somehow I want more. I don't mind spending every day, out on your corner in the pouring rain. Look for the girl with the broken smile, ask her if she wants to stay a while. And she will be loved, and she will be loved- amaba esta canción porque mi voz quedaba bien con las notas altas, y obviamente porque la letra era preciosa-. Tap on my window, knock on my door, I want to make you feel beautiful. I know I tend to get so insecure, it doesn't matter anymore. It's not always rainbows and butterflies, it's compromise that moves us along, yeah. My heart is full and my door's always open you come anytime you want, yeah. I don't mind spending every day, out on your corner in the pouring rain. Look for the girl with the broken smile, ask her if she wants to stay a while. And she will be loved, and she will be loved. And she will be loved, and she will be loved. I know where you hide alone in your car, know all of the things that make you who you are. I know that goodbye means nothing at all. Comes back and begs me to catch her everytime she falls. Yeah, tap on my window, knock on my door, I want to make you feel beautiful. I don't mind spending every day, out on your corner in the pouring rain. Look for the girl with the broken smile, ask her if she wants to stay a while. And she will be loved, and she will be loved. And she will be loved, and she will be loved- con un par de acordes más acabé la canción, sin realmente querer alagarla hasta el final. Toda el aula estalló en aplausos, haciendo que mi cara se volviese de todos los tonos de rojo posibles. Con un pequeño movimiento de cabeza hacia el profesor, dejé la guitarra en la silla de antes y volví a mi lugar con la cabeza agachada.
 -Impresionante, bollito; has estado impresionante- giré mi cabeza, con el ceño fruncido. Hice de mi mano un puño y lo estampé en su hombro con fuerza, pero Zayn solo rió para después besar mi mejilla dulcemente.
 -Te odio Zayn Malik- resoplé, cruzándome de brazos. Una chica castaña de largas trenzas en el pelo subió al escenario.
 -Yo también te quiero, Ann.

*Harry Styles*

Las dos horas de taller de música acabaron por fin con un chico pelirrojo tocando una pieza lenta- demasiado lenta- en el piano. El profesor Abbot nos dejó salir de clase unos minutos antes, así que nos dirigimos a nuestras taquillas a dejar las cosas para luego reencontrarnos en la cafetería. Antes de que siquiera pudiese llegar a mi taquilla, una chica de ojos saltones y pecas en las mejillas me detuvo a medio camino. No tenía ni idea de como se llamaba, y dudaba que fuese a mi curso, pero me saludó como si nos conocieramos de siempre. Me invitó a una fiesta que su mejor amiga daba en su casa este mismo viernes por la noche, pero decliné la oferta cortésmente. La chica solo quería un acompañante y ése no iba a ser yo. Me despedí con la mano y eché a andar de nuevo a mi taquilla, ahora sí, sin interrupciones. Guardé mi estuche y me devatí mentalmente entre si coger ahora el libro para mi próxima clase después del almuerzo o cuando éste terminase. Finalmente, negando con la cabeza, dejé el libro ahí dentro y cerré mi taquilla. Al girarme me llevé un susto de muerte al ver la seria cara de Louis enfrente de mí. El muy cabrón había sido muy silencioso.
 -Tengo que hablar contigo, Hazza- suspiré de alivio cuando me llamó por mi apodo; eso quería decir que él no estaba enfadado conmigo por la razón que fuese. Asentí con la cabeza y en vez de ir a la cafetería, salimos por la puerta principal, recostándonos en la pared de ladrillo.
 -¿Qué ocurre Louis?- pregunté, ya que desde que habíamos salido todavía no había abierto la boca. Me moría de la intriga por saber que pasaba.
 -Oriana lo sabe, Harry. Te ha descubierto- abrí los ojos como platos, totalmente en blanco. Lo único que me vino a la mente fue la cara de Oriana al descubrir quién era el chico de las notas anónimas; una cara de total asco hacia mí. Aunque ya nos habíamos arreglado, sabía que Ori no acababa de creer en mi persona. Podía incluso jurar lo decepcionada que podía haberse sentido al descubrir a quién pertenecía esa E con la que terminaba las notas. Quería que la tierra me tragase de una vez por todas-. Se lo he dicho. Le he dicho que ibas enserio, Harry, pero que tenías miedo. Ori te va ha dejar tiempo, ¿Vale? Ella también está confundida. Es más, los dos necesitáis tiempo. Pero no actues raro con ella. Cuando sientas el momento de decírselo, suéltalo- asentí con la cabeza mirando un punto fijo en el suelo. Realmente no sabía que decir. No entendía del todo por qué iba a estar Oriana confundida, pero no dije nada sobre eso. Me limité a volver a asentir con la cabeza, siguiendo a Louis dentro del edificio hasta llegar a la cafetería.
 -¡Hombre, chicos! Ya pensábamos que os había comido el lobo- carcajeó Niall cuando llegamos a la mesa. Era increíble como con solo escuchar la risa del duende, mi ánimo se levantara del pozo donde había caído.
 -Os habíamos guardado algo de comida pero a Niall le entró el gusanillo y se ha comido las patatas que cogí para vosotros- anunció Liam, explicándose con la ayuda de su mano.
 -Lo siento, pero cuando Nialler tiene hambre, tiene hambre- explicó él mismo, encogiéndose de hombros. Me senté a su lado, como siempre hacía, mientras que Louis se sentó a mi izquierda. Por el rabillo del ojo intenté mirar disimuladamente a Oriana, pero su melena tapaba su cara por completo. No quería ni verme. Tristemente, agarré la mitad de un sandwich que Lou me tendía y le di un pequeño mordisco. Se me había quitado el hambre por completo.
 -Por cierto, cambiando de tema- empezó Louis, dejando la mitad mordisqueada de su sandwich en una bandeja-. No sabía que cantabas tan bien, Annie- sonrió impresionado. La cara de la skater se tiñó de rojo, por lo que escondió su cara entre sus manos.
 -¿Qué me he perdido?- preguntó Oriana divertida, y casi sonreí al escuchar su voz por primera vez en todo el día.
 -Zayn es un imbécil y me ha hecho cantar delante de toda la clase, cuando yo solo quería tocar la guitarra- la castaña rodó los ojos ante la risita divertida de su mejor amigo.
 -Aw, me encantaría poder haberte escuchado, Ann- anunció Ori, enternecida. Zayn rió todavía más fuerte, llamando nuestra atención.
 -Bueno, resulta que quizás, alguien grabó a Annie con el móvil mientras cantaba- se encogió de hombros, como el que no quiere la cosa. Ann ahogó un grito y estampó su puño en el hombro de Zayn.
 -Pero serás- no acabó la frase que ya volvió a darle otro puñetazo. De todos modos, Zayn la ignoró para así pasarle el móvil a Oriana y que pudiese ver el vídeo que ninguno de nosotros sabíamos que había grabado. Louis y Liam se apilotonaron a su lado para también ver el vídeo, aunque ellos lo vivieron en vivo y en directo-. No sabes cuánto estoy empezando a odiarte en este momento, Zayn Malik.
 -Me quieres Annie, y lo sabes- rió dulcemente, pasando un brazo por encima del hombro de la castaña.

*Oriana Núñez*


Por mala suerte, después del almuerzo nos tocaba gimnasia, y la muy simpática de la entrenadora nos había hecho correr quince vueltas alrededor del campo de baloncesto. Niall nos había adelantado a Annie y a mí desde la segunda vuelta, y mientras él ya estaba a punto de acabar, a las dos nos quedaban todavía seis vueltas. A punto de acabar la décima vuelta, Ann tuvo que parar a recuperar el aliento. Se tiró, literalmente, al pasto; yo descansé las manos sobre las rodillas, doblada por la mitad.
-No aguanto ni un minuto más, Ori- jadeó, arremangándose las mangas de su chaqueta. Hacía bastante frío en el exterior pero con la carrera que acabábamos de hacer, parecía que volviese a ser verano-. Voy a morir. Dile a Zayn que aunque le odie le sigo queriendo.
-Estás delirando Annie- carcajeé, volviendo a estar de pie completamente.
-Lo digo en serio Oriana, tengo la garganta más seca que el Sáhara y me duelen los pulmones cada vez que respiro. Voy a morir, lo sé, lo presiento- clavó la mirada en el cielo, perdida. Esta chica debería haberse apuntado a teatro conmigo.
-¿Te vas a quedar ahí tumbada o vienes conm- no pude acabar la frase, ya que la potente voz de la entrenadora se escuchó a menos de dos metros de nosotras, interrumpiéndome.
-Vosotras dos, holgazanas, a los vestuarios, ¡Ahora!- mágicamente, la vaga de Annie se levantó de un salto con solo oir sus palabras. Cogió mi brazo y mientras nos dirigíamos a los vestuarios de chicas, se giró para gritarle a la entrenadora:
-¡Muchas gracias, ha salvado mi vida!

*Annie Stonem*
Me senté en el pequeño banco del vestuario, descansando mis adoloridas piernas. Juro que la próxima vez que nos haga correr tanto finjo una lesión de tobillo. Oriana tomó sitio a mi lado, soltando un largo suspiro tembloroso. La miré extrañada, preguntándole con una mirada que no correspondió qué le pasaba.
-¿Ori?- fijó su mirada en mí, y en seguida noté como forzó una sonrisa-. ¿Qué te ocurre, flor de campo?- soltó una corta carcajada que me hizo sonreir al ver cumplido mi propósito.
-No es nada, n-no importa- mordisqueó su labio, insegura de sus palabras. Enarqué una ceja, por lo que ella rodó los ojos-. Solo estoy en una montaña rusa de emociones y me quiero bajar ya- volví a enarcar mi ceja, pero ahora confundida.
-A ver, flor de campo, si no te explicas servidora no te entiende- me señalé a mi misma. Rodó los ojos por segunda vez en el día y me empezó a explicar lo que pasaba por su cabeza. Escuché atentamente cada palabra que salió por sus labios, suspirando cuando dio por acabado su relato.
-¿Tú lo sabías, verdad?- atrapó su labio entre los dientes. No supe interpretar su mirada y con nerviosismo asentí con la cabeza-. Debería estar enfadada porque odio las mentiras, pero no lo estoy- se encogió de hombros.
-Solo deja que las cosas fluyan por si solas, Ori- ella, distraídamente, se toqueteó las pulseras de la muñeca-. No busques una respuesta inmediata, simplemente, déjate llevar.



Pensé que el capítulo me había salido más largo pero es cortísimo lol xc. Espero que os haya gustado de todas formas jaja.
A ver, chicas, estuve pensando en subir la novela a Wattpad también, pero empezaría con They Don't Know About Us (que tengo que corregir todavía la gRAAAAN cantidad de faltas que hay) y luego, empezaría a subir ésta, You Could Stay With Me Forever. Pero no estoy segura oops. Esta novela ni siquiera tiene muchas lectoras así que quién demonios me leería en Wattpad c': anyway, espero encontrarme algún comentario esta vez *cough* pues porque por aquí solo veo lectoras fantasmas- metafóricamente-. Bah, no importa, nos vemos x